Un pasado moderno

Hasta hace unos 20 años, las rotiserías eran parte del paisaje habitual de los barrios porteños; siempre había una cerca para esos días sin ganas de cocinar, ofreciendo comida casera, variada y a buen precio. La modernidad se las llevó por delante, suplantándolas por el auge del delivery. Pero de a poco aparecen nuevos lugares que recuperan esa idea de antaño. Entre ellos, está La Vuelta, flamante rotisería en Caballito, que propone un upgrade moderno a recetas y ofertas tradicionales. Además de un mostrador de despacho, el local tiene dos pequeños salones para sentarse a esperar mientras se picotea algo o incluso para comer directamente ahí, sin ensuciar en casa. Fiel a los clásicos, entre las entradas aparecen el vitel toné ($120) y los buñuelos (6 x $170); las croquetas que se hacen con queso Mar del Palta y cantimpalo ($35 cada una) y hay tartas que varían todos los días. Las porciones son generosas y todo es fresco y rico. Hay ensaladas ($180), bondiola braseada por cuatro horas ($320 la porción) y bife de chorizo ($370), entre otras carnes. Y entre lo mejor está el kamado (un horno/parrilla inventado en Japón hace más de 1700 años), donde preparan un delicioso pollo ahumado ($540 entero).

 

Son infaltables las minutas con guarnición a elección: milanesas de pollo y peceto (desde $220) recién hechas, en versión simple, napolitana o suiza. Las empanadas salen fritas o al horno, con opciones como ternera, cebolla y verdeo; o la de cerdo estilo oriental con jengibre, cebolla y salsa teriyaki ($45 cada una). También hay pastas rellenas como la lasagna de vegetales ($270) o simples como los ñoquis de calabaza ($230). Entre los postres, imperdibles el flan y el budín de pan ($120). Y un dato: con mirada ecológica, ofrecen descuentos a quienes lleven sus propios tuppers y bolsas de tela.

Por años, las rotiserías supieron ser más que un lugar donde comprar comida; eran parte de un barrio y una cultura. La Vuelta recupera parte de este espíritu, sin dejar lugar a la nostalgia.

La Vuelta queda en Pedro Goyena 583. Teléfono: 7520-9264. Horario de atención: martes a domingo de 9 a 24 horas.

 

Panadería inclusiva

La Unión es un rayo de esperanza para todos aquellos que deben o quieren eliminar el gluten de sus dietas, sin por eso resignarse a perder un mundo de sabores deliciosos que son parte de la cultura local. Con esa idea nació esta panadería: un lugar donde todos los productos son aptos celíacos, elaborados sin un sólo gramo de TACC (trigo, avena, cebada y centeno). Bautizada en honor a sus abuelos -que tenían una panadería del mismo nombre en Miramar- Pablo Barbieri ofrece aquí una extensa variedad de brownies, muffins, panes y alfajores, todos elaborados con cariño y buena mano. El lugar es pequeño y acogedor: hay una barra para comer algo rico con un café o un té; y en los días de calor lo mejor es elegir las mesas en la vereda. Por la mañana y también a la tarde suman promos de desayuno y merienda ($145); y durante el mediodía tienen dos menús, uno con sándwich y el otro con tarta, ambos incluyendo bebida, café y algo dulce para el postre ($295 y $275, respectivamente).

 

Para evitar los cereales mencionados, La Unión aprovecha distintas harinas como la de arroz, de lino, fécula de mandioca y almidón de maíz, entre otras opciones. Hay panes de molde (desde $205), grisines, focaccias y pan de campo. El café es de Coffee Town y el té de Penton. Quienes gasten más de $1500 se llevan una bolsa de tela de regalo y aquellos que vuelvan con ella obtienen un 10% de descuento sobre las nuevas compras.

Quienes todavía crean que la pastelería sin TACC no es rica, deben probar los muffins de arándanos y chocolate blanco o los de limón y amapola ($100); también vale la pena apostar por la pastafrola de la casa, tan deliciosa como la de cualquier panadería tradicional. Los alfajores ($95) son de tamaño familiar, ideales para compartir; y los scons ($105), en su versión dulce o salada, son ligeros y sabrosos. También hay tartas dulces como key lime pie o marquise de chocolate.

En tiempos de inclusión gastronómica, La Unión no deja a nadie afuera.

La Unión Bakery queda en Arévalo 1707. Horario de atención: martes a domingos de 9 a 20.

 

La parrilla más bostera

En el corazón de La Boca, a metros de Caminito, en lo que antiguamente fuera un típico conventillo de la zona, está el Gran Paraíso, una parrilla que convoca a turistas y locales por igual con una propuesta honesta y bienvenida. El lugar está frente a unas antiguas vías de tren, un poco escondido pero fácil de identificar por la gente que se reúne en la entrada. Resulta difícil resistirse al choripán recién salido del fuego ($210), que se puede comer antes de que se enfríe pegadito al asador; o al fondo, en una terraza desde donde se ven las típicas casas de colores y la ropa colgada en los balcones. Al entrar, a la izquierda hay un salón cubierto, pero las mejores mesas sin duda son las que están al final del pasillo, en el patio cubierto de árboles. El espacio es casí una postal de barrio: si bien se refaccionaron los espacios, se respetó la distribución y estética original, evitando así convertirse en uno de esos lugares anónimos que tanto abundan en la ciudad porteña.

 

El asado llega a las mesas en las clásicas parrillitas portátiles de bodegón, negras y con carbón para mantener el calor. Una parrillada completa para dos personas, abundante y variada ($1300), junto con una de las provoletas (desde $270) y un buen vino, conforma el almuerzo preferido de los carnívoros más fundamentalistas. Es también uno de los pocos lugares donde se puede pedir el bife hookipa, un corte poco habitual en esta parte del mundo, que se saca del hombro del novillo -salen dos porciones por media res-, con buena grasa intramuscular que lo hace muy sabroso. Para acompañar, algunas ensaladas (desde $190); papas a la brasa o las infaltables papas fritas ($180). Y de postre, clásicos: chocotorta, panqueques o queso y dulce. La carta de vinos tiene buenas etiquetas con precios accesibles.

En un punto de alto tránsito turístico de la ciudad, El Gran Paraíso se planta como un buen lugar para ir con amigos -extranjeros o locales-, comiendo rico y a precio razonable.

El Gran Paraíso queda en Garibaldi 1428. Teléfono: 4302-1752. Horario de atención: lunes a domingos de 10 a 18:30.