Entre el 27 y el 31 de enero se llevó a cabo en Santiago de Chile la Reunión Preparatoria Regional de Beijing+25, simultáneamente con la XIV Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe que organiza la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) cada tres años.

Para los feminismos y las organizaciones de la sociedad civil que trabajan por los derechos humanos de las mujeres en la región, fue el primer paso en el camino hacia la revisión de la Plataforma de Acción de Beijing, que en marzo se convalidará en la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW) y luego en septiembre en la Sesión Especial.

En un país convulsionado, con manifestaciones populares constantes en las calles, reclamos y acciones de las feministas locales, las organizaciones de la sociedad civil y de mujeres de América Latina hicieron oír su voz y manifestaron su preocupación por el contexto económico y político que vive la región. Sin dudas, quedó de manifiesto que los Estados y las democracias están frágiles y debilitadas, con conservadurismos como forma de gobierno que criminalizan y reprimen la protesta social.

Por su parte, las Juventudes Feministas Latinoamericanas y del Caribe también expresaron claramente que estaban allí para que se escucharan sus voces, distintas, diversas, conscientes de que existen desafíos que son prioritarios como reconocer, incentivar y legitimar las diversas formas de ser desde una perspectiva integral de derechos humanos, en una profunda lectura de la realidad actual que les toca vivir.

Aunque es indudable que desde la aprobación de la Plataforma de Acción de Beijing (BPfA por sus siglas en inglés) hemos avanzado en derechos a nivel mundial, sin embargo lo logrado hasta el momento es poco. Por tanto, los desafíos permanecen y demandan la articulación de distintos actores sociales en un contexto global que ha cambiado, donde las problemáticas se han complejizado.

La Plataforma ha sido el norte para la igualdad de género, lo que incluía los medios y la comunicación a los que se refería específicamente la Sección J. Sin embargo sigue siendo una deuda por parte de los Estados pero también de los feminismos de América Latina que deben incluir en sus manifiestos la temática que corresponde a los medios de comunicación, que siguen produciendo imágenes estereotipadas, sexistas y con coberturas sin enfoque de derechos y carentes de perspectiva de género. También se requiere que las periodistas y comunicadoras feministas seamos visibilizadas como defensoras de derechos humanos.

En Chile, las organizaciones feministas dejaron en claro que la BPfA continúa siendo clave para la construcción de un mundo más igualitario en términos de géneros. Y señalaron el principal desafío: seguir luchando tanto en las calles de los distintos países como en los espacios internacionales, para no retroceder en materia de derechos. 

*Periodista feminista. Coordinadora de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género.