Desde hace cinco años,Gonzalo Peillat cuenta con ciudadanía europea y está tan afianzado en el hockey alemán que no sólo es dueño del brazalete de capitán en el Mannheim HC, sino que también es considerado y valorado como uno de los mejores ejecutores de córner corto a nivel mundial. Habla con tranquilidad, pausado y no duda en traducir las complejas palabras locales que se filtran en su relato al describir la vida en un país que es considerado un modelo a seguir por cómo aborda la mitigación del Covid-19.

La pandemia postergó un año los Juegos Olímpicos, pero aún así él se percibe fuera de Tokyo 2021. Fue uno de los pilares de Los Leones en la obtención de la histórica medalla dorada en Río 2016, pero actualmente tiene una postura sólida sobre su alejamiento del plantel, como así también la tiene sobre la realidad de Argentina en el marco del coronavirus. "Las medidas que toma Alberto Fernández, más allá de que son estrictas, son muy correctas y puede llegar a prevenir lo que pasó en Italia y España", opina Peillat, quien convive con su novia, la Leona Florencia Habif.

-¿Es real que el Estado está muy presente en Alemania?

-El Estado está muy presente en todo y mucho más ahora con la crisis que genera el coronavirus. Acá la gente paga muchos impuestos y después lo ves reflejado en varias cosas, como autopistas, transporte público y demás. Por ejemplo, el país se hace cargo de una parte importante de los salarios para evitar despidos o quiebras de las empresas en estos meses.

-¿Qué diferencias notas entre los dos escenarios?

-El tema es cultural. Cuando acá se anunció la cuarentena, en principio se hacían chistes pero cuando se vio lo grave del asunto se acató la decisión. No fue como en Argentina, que la anunciaron y muchos se fueron a la costa. Las medidas que toma el presidente, más allá de que son estrictas, son muy correctas y puede llegar a prevenir lo que pasó en Italia y España. Además, allá tenemos las diferencias ideológicas, aunque también están los que siempre critican a quién esté en la presidencia. Eso acá no pasa: se respalda al que ocupa el cargo.

-Por aquí el Covid-19 reavivó un poco el debate sobre la importancia de tener un Estado fuerte.

-Obviamente vas a tener pro y contras si hablas de privatizar o de estatizar. Aquí siempre hay una intervención. Si mañana me despidieran del club, tendría un seguro de desempleo para sobrevivir unos meses hasta conseguir un nuevo trabajo. No es gigante, pero ayuda a subsistir. Es un tema complicado y son realidades diferentes. Alemania tiene poca pobreza y la ‘changa’ es algo que no existe prácticamente. Se busca que todo esté legalizado, con un contrato y bancarizado. El trabajo en negro en Argentina es importante y hacer una cuarentena implica frenar los ingresos de muchas familias. Ahí es donde el Estado tiene que ver cómo hace para que la gente no se muera por la pandemia, pero tampoco por el hambre.

-¿Al conocer los dos modelos, cuál sería tu crítica constructiva?

-Se debería tratar urgente el aspecto de la seguridad y ver que las normas se empiecen a cumplir. Por más pequeña que sea la ley, acá se cumple y eso suma en el total. Por citar casos, me indignó esta persona que volvió de Uruguay en Buquebus sabiendo que tenía coronavirus o los que se fueron del país cuando se anunció la cuarentena. Después lloraban por redes sociales porque supuestamente el Estado no los apoyaba para la repatriación. Esa gente un poco se puso a jugar con su propia vida y las autoridades hacen lo que pueden. Tendría que haber educación por parte de los ciudadanos, también.

-¿Qué te pareció la manera en la que Brasil y Estados Unidos abordaron la pandemia?

-Personalmente creo que es un apostura errónea. No creo que todos los países hagan cuarentena porque les guste estar parados y frenar sus empresas. (Alberto) Fernández dijo algo muy lógico sobre el tema de priorizar la salud por sobre la economía, que cuando lo escuché dije ‘está bastante acertado’. ¿Cómo se puede priorizar a una empresa por sobre la salud de la gente? Se te muere el 3% de la población ¿y qué haces?

-¿Y te sorprendió la demora del COI en posponer los Juegos Olímpicos?

-Estoy ciento por ciento de acuerdo en que los Juegos no se podían hacer. Ver que encendían la llama olímpica y seguían adelante fue muy fuerte. Lo digo como deportista, porque cómo vas a ir a un una competencia como esa sin entrenarte prácticamente después de una cuarentena. Habrán tenido sus razones, pero imagino que debe ser difícil también para el atleta, porque el objetivo que tenías se movió más de un año.

-Y en este escenario olímpico, ¿cómo describís tu situación con Los Leones?

-La describo completamente desde afuera. Cuando estaba adentro, sentí que los más chicos no se veían beneficiados por un montón de cosas y la vara no era la misma para todos. Podría haber hecho la vista gorda, pero tuve mil charlas con el cuerpo técnico y con los jugadores para tratar de cambiarlo. Si un integrante no va a entrenar durante dos meses porque tiene otro trabajo, debería elegir entre esa ocupación o la Selección. A un Juego Olímpico tenes que ir preparado y no podés ir a medias. Se presentó ese dilema: ¿Estamos haciendo todo por el equipo o hacemos todo para conformarnos por estar? Después de esperar una solución durante meses, fue mejor dar un paso al costado y puedo decir que estoy más tranquilo porque no disfrutaba esa dinámica.

-El hecho de que la defensa de la medalla dorada se haya postergado, ¿te hace pensar en que tu situación pueda cambiar en este tiempo?

-Volver al equipo sería como traicionar valores y a todo lo que estoy diciendo que está mal. No por llamarme ‘Gonzalo Peillat’ puedo tener privilegios por sobre un juvenil que recién está empezando. Yo a eso lo viví, por eso lo digo. En el 2012 se daba la misma situación que se da ahora: Yo tenía 17 años y había jugadores que llegaban al entrenamiento 40 minutos tarde y caminando. Pienso que si, por decirlo de alguna manera, ese jugador no se hubiera ‘cagado’ en el equipo, podríamos haber terminado octavos en lugar del décimo escalón. Todo termina siendo una especie de déjà vu. Los Juegos se mueven un año y vos me preguntas si tengo esperanzas... Y, la verdad que no. Todo el mundo quiere estar en las Selección y te da prestigio. Por ahí hay jugadores que sin hacer mucho están y se creen famosos, qué sé yo. Es difícil. Es el sistema el que está mal y tal vez habría que cambiarlo desde arriba. El que está encargado tiene que hacer todo lo posible para que realmente estén los mejores y que todos estén bajo el mando de esa persona. Es un poco como lo que hablábamos sobre la política y la sociedad: Si Alberto Fernández dice que hay que hacer cuarentena, se tiene que cumplir y no encontrar personas yéndose a la costa. Ahora, Germán (Orozco) dice ‘todos entrenamos’ y todos entrenamos.

-Bueno, tenés una postura definida al respecto.

-Es blanco o negro, como el estilo alemán. Y si hay un gris, debe ser mínimo y solo en los detalles, porque en un equipo eso sí se puede aplicar. Pero no se debería buscar sobrevivir en un Seleccionado, negociando que uno no diga nada del otro a pesar de que todos veamos que las cosas andan mal. Esa es mi lectura hoy, por eso mi postura sobre Tokio 2021. Ahora, si vos me decís que las cosas cambiaron para bien, ahí sí me pondría a pensar en los Juegos Olímpicos. Está bien la idea que planteas de defender la medalla dorada, ¿pero qué se hace para eso? Hay que ver todo el proceso porque no es tan simple. Hoy tenés un equipo completamente diferente, sin mencionar que como jugadores también estamos en otro momento. Habrán pasado cinco años del oro olímpico en Río de Janeiro.