En Argentina bajaron la mayoría de los delitos, los incidentes de tránsito y accidentes laborales por los efectos de la cuarentena a causa de la enfermedad del coronavirus (covid-19). Sin embargo, se mantienen en números similares los asesinatos de mujeres a manos de varones. Los femicidios (49) se producen cada 27 horas desde el inicio del aislamiento social, preventivo y obligatorio, mientras que el 2019 cerró en uno cada 29 horas, de acuerdo al informe del observatorio de Femicidios "Adriana Marisel Zambrano", de la Asociación Civil La Casa del Encuentro que elabora informes desde 2008. Además, las denuncias por violencia de género aumentaron un 39%, según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Argentina.

La coyuntura motivó distintas líneas de acción por parte del Ministerio de las Mujeres Género y Diversidad como la iniciativa “Barbijo Rojo”, el refuerzo de las líneas de atención (línea 144) o la resolución para exceptuar a personas que en situación de violencia por motivos de género requieran pedir asistencia o realizar una denuncia. La gravedad del tema llevó a la ONU a denominarlo como una “pandemia” pero los medios de comunicación masivos -excepciones aparte- no lo dimensionan en su magnitud y terminan naturalizando esta violencia contando solo los números de mujeres asesinadas y presentándolo en la sección Policiales cuando en realidad la problemática es política, cultural e histórica.

En cambio, el “prime time” y los titulares de los diarios eligen, con o sin cuarentena, comunicar un tema propio de la masculinidad hegemónica: la economía. Así transitan diariamente en estudios de TV o aparecen firmas en papel de varones economistas, empresarios, ministros o multimillonarios que trabajan sobre una de las matrices más importantes del poder que generó el patriarcado capitalista.

El lenguaje bélico asociado a la valentía y el coraje “propio de los hombres” que se utiliza para comunicar los efectos de la covid-19 tanto en el sector político como periodístico también da cuenta del machismo que nos rodea. “Es una guerra contra un enemigo común” o “primera línea de batalla” son algunas de las frases que se reproducen.

Es un logro que las mujeres hayan conquistado espacios en algunos medios –editoras de género, columnas radiales o suplementos específicos- aunque es necesario que la perspectiva de género atraviese de manera transversal una programación entera o tirada de papel.

¿Impacta de la misma manera la crisis en varones, mujeres y otras identidades de género? ¿Por qué la pobreza, desocupación e informalidad oprime en mayor medida a las mujeres? ¿Por qué solo hablar de la “punta del iceberg” (femicidios) y nunca de su base? En tiempos de reseteo mundial se caen los argumentos periodísticos que expresan que los temas de género –pensada como una categoría relacional -no interesan o no venden cuando afectan de manera directa o indirecta a toda la ciudadanía.

A pesar que el 64% de las personas egresadas de las carreras de comunicación son mujeres solo el 30% son empleadas en los medios, y apenas el 23% tiene cargos de propiedad o gerenciales en empresas periodísticas, según un informe de 2017 de la Asociación Civil Comunicación para la Igualdad, Fundeps y Heinrich Böll Stiftung. Así, la mayoría de varones en puestos de decisión, armado y difusión de noticias alimentan una mirada sesgada de la realidad ya que los efectos de la pandemia no van a repercutir de la misma manera en hombres que en mujeres.

Los medios de comunicación se permiten cuestionar algunos rasgos del capitalismo e incluso la pandemia contribuye a la reflexión ya que por su aparición bajó el consumo y puso en jaque a la economía; aunque no al patriarcado que se retroalimenta a través de un virus letal y una cuarentena que aceleró las inequidades de género y exacerbó los patrones de la masculinidad hegemónica con la mirada cómplice de los mass media, que en tiempos de cambios se niegan a repensarse para seguir reproduciendo y “narcotizando” con la misma fórmula de siempre: capitalista y patriarcal.

Javier Cantarini es periodista. Integrante de la RED PAR. Diplomado en Comunicación con Perspectiva de Género y Derechos Humanos.