“Quizás la ansiada consagración en la Copa América pudo tapar un poco la importancia que debieran tener siempre los Juegos Olímpicos. Es cierto que la juvenil venía trabajando con Fernando Batista con una base bastante importante, pero no tuvo el respaldo suficiente con jugadores que hubieran potenciado aún más ese andar”, expresó Christian Bassedas, que regresó a Vélez como director deportivo, puesto en el que logró cinco títulos entre 2008 y 2014. A menos de dos semanas de su asunción, ya fue protagonista de la gestión que posibilitó el retorno de Lucas Pratto y también funcionó como una inyección anímica para un equipo que venía en el fondo de la tabla y sin goles a favor. Los dirigidos por Mauricio Pellegrino sumaron dos triunfos y un empate desde su presentación.

-¿El semillero argentino sigue teniendo jugadores que hagan la diferencia?

-Siempre hay materia prima, potrero y gambeta, pero no hay que subestimar a otra selección que por ahí no tenga historia. No es sorpresa que hoy que te puedan competir de igual a igual como lo hizo Egipto o Australia. Se piensa que con la camiseta se sigue ganando o que en el fútbol somos los mejores, pero hay que prepararse, evolucionar y estudiar más al rival porque todo está mucho más parejo. No estoy seguro si la selección juvenil tuvo el respaldo absoluto de los clubes cediéndole a los jugadores que marcan la diferencia.

-Vélez lo hizo con Almada y Ortega, que no estuvieron ante Barcelona en la Copa Libertadores. Argentinos con Fausto Vera, quien se ausentó ante River. Pero Boca no con Carlos Izquierdoz y River tampoco con Julián Alvarez. ¿Debería pesar más el club o el representativo nacional, así sea juvenil?

-Siendo muy sincero, incluso desde el hincha porque yo no estaba en el cargo en ese momento, viendo los intereses de Vélez creo que fue perjudicado sin dudas. No estuvieron dos jugadores muy importantes y el equipo perdió potencial. Después de siete años de no estar en la Libertadores, Barcelona de Ecuador era una llave posible que no se pudo afrontar con todas las armas. Ahora bien, si hay una ley que obliga a todos los clubes en AFA a ceder nadie podrá oponerse. El problema es que juegan los intereses de cada club y se elige teniendo más o menos amabilidad. Es algo que debería estar mucho más claro.

-¿Con qué panorama se encontró en su llegada a Vélez?

-Me ensamblé a una conducción que lleva tres años y medio. Desde afuera he visto que se han hecho muchas obras para mejorar las instalaciones, tanto en el polideportivo como en la Villa Olímpica. En lo deportivo, creo que el equipo ha sido muy competitivo en el primer semestre habiendo hecho una muy buena cantidad de puntos. Ahora se dio un mal arranque de campeonato, pero seguimos con posibilidades claras de pelear el objetivo que el propio Pellegrino declaró: entrar nuevamente a la Copa Libertadores. Buscamos estabilidad en los resultados para lograr el objetivo. Lo primero que hice fue juntarme con Mauricio, vernos a la cara, volver a conectar y a caminar juntos (hace 27 años fueron compañeros como jugadores en la obtención de la Copa Libertadores y de la Copa Intercontinental, entre otros éxitos).

-¿Cómo se compone su equipo de trabajo? ¿Sebastián Domínguez y Emiliano Papa, dos exjugadores del club, podrían sumarse?

-Como secretario técnico está Alfredo Scianna. Se formó conmigo y me ayuda a ser el nexo con el coordinador del fútbol amateur, con el cuerpo técnico de Reserva y a estar cerca de los cuerpos técnicos de las divisiones menores. También está Lucas Dolabani, jefe de scouting y especialista en videoanálisis. Con Domínguez y Papa tengo muy buena relación, quieren muchísimo a la institución y la han defendido a muy alto nivel. No descarto que en algún momento pertenezcan a nuestra estructura, pero no en un futuro cercano. Primero porque Sebastián se destaca como periodista y Emiliano todavía está jugando en la actualidad, habiendo tenido un resurgimiento extraordinario en el final de su carrera. Tiempo al tiempo.

-¿Considera a Lucas Pratto el primer logro desde su vuelta?

-Creo que es un gran logro de Vélez. En cuanto se dio la posibilidad apuntamos a él. Intentamos seducirlo con el mejor contrato que podíamos, pero también haciéndole saber la huella que ha dejado como futbolista. Te diría que es un casi ídolo y es algo alentador para el hincha. Incluso me parece que será admirado en el vestuario por lo que significa para nuestro fútbol, por su sencillez y simpleza. Indudablemente es una figura que nos hará más competitivos. Es un primer paso, aunque nosotros en este presente tenemos que pensar en el partido siguiente.

-¿Cómo se negocia con jugadores que quieren dar el salto cuando la economía no lo permite?

-Voy a ser lo más claro posible, no se puede negociar con un jugador si tiene una verdadera chance de afuera. No solamente de Europa, de Estados Unidos, México e incluso de equipos grandes de países cercanos, teniendo en cuenta cómo está nuestra moneda. Ante eso se hace difícil. Lo que se trata es de ser un club serio y de tener palabra en lo que se ofrece: vestir la camiseta de Vélez siempre con la ambición y la obligación te diría de pelear cosas importantes. Eso tiene que ver con la gloria y con la elección de un proyecto deportivo. En este retorno asumo una gran responsabilidad de anticiparme a los contratos que tengan vencimiento porque hoy hay que empezar a negociar un año y medio antes de que finalicen los contratos.