La semana pasada se llevó a cabo en la Universidad Nacional de Salta una de las instancias de clases presenciales de la Diplomatura en Interpretación y Traducción Intercultural Wichí Castellano para Acceso a la Justicia, que dicta la Facultad de Humanidades.

La Diplomatura, que se viene dictando desde finales del año pasado y que concluiría en junio del año próximo, surgió del Consejo de Lengua Wichí (Consejo Wichí Lhámtes), en cuya actividad se venía manifestando la dificultad que presentan los pueblos originarios al momento de tener que enfrentar un proceso judicial en una lengua que no es la materna. También son parte de la iniciativa las organizaciones Tepeyac y Asociana, y el Instituto de Investigación ICSOH-CONICET.

La Diplomatura brinda formación lingüística, cultural y jurídica respetuosa de la interculturalidad a estudiantes y estudiantas del Pueblo Wichí con miras a que puedan desempeñarse como intérpretes interculturales wichí en instancias vinculadas con procesos judiciales. Precisamente, las clases presenciales en la ciudad capital incluyeron una reunión con miembros de la Corte de Justicia de Salta, donde su presidenta, Teresa Ovejero, anunció la intención de poner un práctica un sistema de pasantías para incorporar intérpretes al sistema de justicia. 

"Fue como una instancia también de acercamiento entre los estudiantes y las autoridades del Poder Judicial", contó la abogada Cecilia Jezieniecki, especialista en derecho indígena y una de las coordinadoras de la Diplomatura. La visita a la Ciudad Judicial fue pensada también como una instancia en la que se explique como funciona el sistema de justicia en el edificio mismo.

En esa reunión, los miembros de la Corte manifestaron "el interés y el compromiso puntual" de que se realicen pasantías. "Lo ideal sería que se creen cargos como tal de intérprete" y que exista esa figura, pero "esta transición de pasantías pueda ser una opción viable", sostuvo Jezieniecki. 

Los organizadores de la Diplomatura destacaron que el encuentro presencial en las aulas de la Universidad pública "fue un pedido expreso de los/as estudiantes/as y que contó con el apoyo y el especial compromiso del rector de la Universidad" y el apoyo del CONICET y la Facultad de Humanidades.

“Contar con integrantes de pueblos históricamente segregados del sistema educativo en las aulas de una Universidad Nacional nos llena de orgullo. La Diplomatura se orienta a garantizar que integrantes del pueblo wichí puedan expresarse y ser oídos ante los tribunales de justicia en su lengua materna, una garantía judicial fundamental”, destacó Jezieniecki.

“Es una situación bastante inédita tanto para una Universidad Nacional, como para una organización indígena haber podido concretar esta diplomatura después de un larguísimo trabajo que comenzó hace más de veinte años”, añadió la antropóloga Catalina Buliubasich, también coordinadora de la Diplomatura.

“Estamos muy contentos como pueblo wichí, porque la Diplomatura abre una nueva forma de poder entrar en el campo donde siempre tenemos problemas que tienen que ver con el manejo de las lenguas. Es aprender juntos, es recuperar las formas en que nosotros, a través de nuestros antepasados nos han enseñado", señaló Osvaldo Segovia, representante del Consejo de la Lengua Wichí y docente de la Diplomatura. 

Interés 

La Diplomatura, de un año y medio, está en sus instancias finales. ya se dictaron ocho materias y se prevé que las cuatro que restan se dictarán el año que viene y en junio estaría finalizando la cursada.

La Diplomatura se dicta en modalidad mixta, parte virtual y parte presencial. "La experiencia viene muy bien, en el sentido de que tenemos un muy buen nivel de retención de estudiantes", contó Jezieniecki. Se anotaron 46 personas para cursarla y quedan 36 estudiantes regulares. Como ejemplo del interés de los estudiantes, la abogada destacó que para para participar de este encuentro presencial, para el que tuvieron que viajar bastante lejos y pedir tres días de permiso en sus trabajos, vinieron 30 alumnos. "Y también nos ha ido bien en términos académicos", añadió. Como parte de la cursada, deben entregar trabajos prácticos, cumplir con una regularidad, entregar trabajos finales y "también en eso en términos académicos son buenos los resultados, en el sentido de que se dan bien los parciales". 

Los y las estudiantes de la Diplomatura provienen de comunidades wichí de las localidades de Santa Victoria Este, General Ballivián, Embarcación, Morillo y Tartagal. Jezieniecki dijo que "el criterio para la selección (de los postulantes a cursar la Diplomatura) fue también que fuera representativo por zona" porque "después se necesitan intérpretes en todos los lugares". Asimismo, destacó que ya en la selección hubo un criterio de género: "la mitad fueron mujeres", pero quizás lo más interesante es que hay un "muy buen índice de retención de mujeres, de hecho en este encuentro, viajaron 19 mujeres y 11 varones".

"La experiencia es muy buena, sobre todo comparada con otras experiencias de integrantes de pueblos indígenas que cursan en la Universidad, que no son tan buenas", subrayó Jezieniecki. Indicó que creen eso tiene que ver también con que "es una instancia especial donde todo se adapta a su realidad", los viajes, la modalidad de cursada. 

El Consejo Wichí Lhámtes nació en 1998, en la localidad de Morillo (Coronel Juan Solá), con el propósito de lograr el reconocimiento, afirmación y promoción de la lengua wichí en forma oral y escrita. En sus reuniones surgía siempre la dificultad de acceder a la justicia. Se sabe, sostuvo Jezieniecki, "lo peligroso que se torna en un proceso judicial que la gente no comprenda o no se pueda expresar en su lengua". En ese contexto decidió conformar la diplomatura. 

"Vemos la necesidad (en el sistema de justicia), incluso nos llamó la atención la buena recepción por la justicia y nos pareció que realmente había una vacancia en el tema" y "todos los que somos abogados y abogadas de comunidades escuchamos a diario" pedidos de intérpretes "porque en muchos casos las mujeres no hablan en castellano o no se sienten cómodas expresándose en castellano". Señaló en este sentido que a veces se dice que hablan castellano, pero recordó que no solo se trata de articular palabras en el idioma hegemónico, "sino poder enfrentar el proceso", "o poder sentirse cómodo, porque capaz que también están las cuestiones culturales, que no sabe dónde está, no sabe qué implicancias tiene declarar".