Como una versión argentina de los Village People, un grupo de maricas treintañeras se reúne frente al televisor y convierten al sillón de dos cuerpos en un escenario. Ni “In the Navy”, tampoco “Macho Man”. Nano, Pablo Thomas, Nico Di Castro, Matías Pelegrini, Gonzalo Benitez, Eze Joulie y Pablo Stein tienen su propio repertorio, cánticos espontáneos para sobrellevar mejor la tensión que genera un partido de fútbol. “Sacala, sacala, sacala/sacala, sacala de ahí”, cantan todas juntas cuando el rival se acerca con la pelota al área del arco albiceleste. 

Las siete taradas, así se auto bautizaron, veían un show sin ser conscientes de que el show eran ellas. Tirando pasos de voguing mientras canturrean “Vamos, vamos, Argentina/Vamos, vamos, a ganar”; gritando con ritmo una y otra vez “penal, penal, penal” hasta transformar la palabra de cinco letras en una invitación al perreo. Entre rezos tandilenses y sahumerios para alejar las malas vibras, actualizaron el himno nacional brindándole un sentido homenaje a Lionel Messi: “Oid mortales/El grito sagrado/Andá pa´allá/Andá pa´allá/Andá pa´allá”. 

Las taradas

Frente a la idea retrógrada de que a los putos no les gusta ver fútbol, las siete taradas que son amigas desde hace 12 años le quitan poder a la mirada machista que excluye. Este grupo que alienta a Dí María y Tagliafico poniendo el cuerpo musculoso y la voz aflautada no espera que le den permiso para ser parte de la pasión futbolera. Se incluye y de esa forma hace parte a todo el colectivo. El fútbol es alegría para el pueblo, al igual que un grupo de maricas que hacen de cada tragedia deportiva un nuevo hit.

“No existe una única manera de ver un mundial, nosotros tenemos la nuestra y otras personas tendrán la suyas, sean de la comunidad o no”, me cuenta el grupo de amigas que le canta la olvidada balada de Cae al arquero más fálico que tuvo la selección argentina. Sin saber que el Dibu Martínez lleva ese apodo justamente por el personaje animado de pelo anaranjado que, como una representación queer, debe esconderse en la alacena por correr peligro al quebrar la norma. Además de ganar la tercera copa del mundo, después de 36 años, este mundial fue también una confirmación de profundos cambios sociales en Argentina. Las calles fueron tomadas por toda clase de diversidades que saltaban entre hombres heterosexuales de la vieja escuela, personas que nunca fueron a la Marcha del orgullo y tal vez no lo hagan jamás. Una convivencia amorosa de torsos desnudos que hace temblar a las columnas de las instituciones que destilan odio hacia el colectivo. Nano, Pablo Thomas, Nico Di castro, Matias Pelegrini, Gonzalo Benitez, Eze Joulie y Pablo Stein no fueron esta vez una minoría sino protagonistas de la fiesta popular.

Se suele decir que a los gays no les gusta el fútbol. ¿Qué les pasa cuando escuchan esa afirmación?

--Creemos que todo lo que circula alrededor de la premisa “a los gays les gusta o no les gusta…” parte de un preconcepto armado previamente por un montón de ideas y tramas que terminan encasillando a la comunidad dentro de ciertos “parámetros” que responden a cómo debe ser o cómo debe comportarse. Formamos parte de una comunidad súper diversa y abierta y suponemos que como nosotros hay millones de otras personas de la comunidad viviendo el mundial a su manera. Te puede gustar el fútbol o no, no tiene que ver tanto con la orientación sexual de cada unx. A nosotros no nos gusta el fútbol en general, pero el mundial nos atrapó. Además existen muchísimos clubes de fútbol que son de la comunidad LGTBQI+ y creemos que es importante que cada vez tengan más visibilidad, consideración y participación dentro del ámbito profesional futbolístico, al igual que lo están teniendo las mujeres, a quienes les viene costando mucho.

¿Qué es lo que más los apasiona de este mundial y de la scaloneta?

--Que en este momento el mundial es lo único que logró unir al pueblo argentino en comunión. Hay una sensación hermosa de ser todxs parte de la misma cosa sin importar tanto de qué partido político seas, o a qué clase social pertenezcas. y eso nos apasiona y lo celebramos. Hay algo muy notorio en este equipo de fútbol en particular, que es que entre ellos se apoyan sin esperar el resultado del partido. No buscan ganar o morir, buscan jugar y ser soporte uno del otro. A veces con aciertos y otras con desaciertos, pero todos tirando para el mismo lado. Esto es justamente lo que logra hacer el mundial con todos nosotros. Nos ofrece un mundo donde, sin juzgar a quién está al lado, podemos trabajar en equipo. Esa idea de comunidad contenedora entre los participantes nos parece lo más cautivador y también con la que nos identificamos. El otrx siempre es un puente.

Es curioso que no cantaban “Muchachos” sino canciones muy particulares.

--Eso es porque, como no conocemos las canciones del mundial, empezamos a inventar las nuestras, y atravesamos la tensión de esta manera. Sahumando las malas vibras, cantándole a quienes no son protagonistas pero forman parte, inventamos algunas otras sanatas, y sobre todo, la pasamos bien entre amigxs. Ya en la segunda juntada, como vimos que el primer video tenía comentarios muy graciosos, fue solamente poner un teléfono a grabar y que pase lo que pase. Obviamente hay partes que tuvimos que sacar, sabrán entender (risas).

¿Cómo empezó el ritual de ver todos los partidos y filmarse?

--Nos juntamos a ver el partido en la segunda fecha y ese partido lo ganamos. A partir de ahí dijimos que teníamos que ver todos porque era nuestra cábala. Siempre en la casa de Ezequiel. Llevamos comida y cosas para tomar. También llevamos glitter, camisetas, brillos, todo ese tipo de mariconadas como si fuéramos a ir a una marcha del orgullo. Miramos el partido como cualquier otra persona, concentrados en el juego y opinando sobre lo que vemos. Obviamente, entre esas opiniones, tiramos algún que otro piropo. En los entretiempos siempre ponemos algunas canciones para bailar y seguir divirtiéndonos porque en eso se basa nuestra amistad, en disfrutarnos. Somos siete taradas muy distintas, y de diferentes partes de Buenos Aires, Corrientes y Córdoba, que se eligen como familia para pasar todo tipo de circunstancias.

¿Ven otros partidos juntos o fue solo este mundial?

--Esta es la primera vez que nos juntamos a ver fútbol. Nos hemos juntado en diversas ocasiones a mirar cosas en TV y opinar sobre eso. Solemos poner el show del Super Bowl de JLo y Shakira y hacer toda la coreo, cantar viendo un show de Adele con todo nuestro corazón. Nos encanta hablar de lo que vemos, ver qué productos nos ofrece ese “gran hermano” para permitir también pensarnos a nosotros mismos y qué cosas vemos representadas allí.