Como una declaración de principios contra las personas antipáticas que se ocupan de catar angustias ajenas, Sofía Guadalupe Gatica, más conocida por su seudónimo en redes: “anacletachicle”, le dedica canciones a los dramas absurdos de la vida cotidiana en Tik Tok. 

La desesperación de quedar atada a una mentira que se agiganta cada vez más por temor a ser catalogada de ignorante en una fiesta; el flagelo de entablar una conversación con su abuela sin que ella relacione cada tema con lo que escuchó en el noticiero; estar obligada siendo mujer a simular una ideología opuesta a la que tiene al viajar en el asiento de atrás de un Uber con conductor de derecha, seguirle la corriente cuando pide que vuelva la colimba por miedo a sufrir un ataque sexual si lo contradice.

Sofía amplifica con ritmo esas situaciones incómodas que naturalizamos para intentar convivir en sociedad. Nacida en San Miguel en el 2000, la humorista bisexual y peronista de tan solo 22 años saltó a la fama en redes con un video que hizo sobre la banal reacción de celebridades occidentales ante las protestas de las mujeres en Irán: “Porque yo soy un famoso argentino”. Cuando llegó un aluvión de actrices famosas cortándose las puntas florecidas o apenas un mechón de pelo frente a la cámara del celular Sofía apuntó contra el superficial compromiso político de las estrellas nacionales. “Decime cómo puedo ayudar, siempre y cuando también pueda figurar”, repite el jingle pegadizo.

Antes de dedicarse plenamente a hacer videos humorísticos Sofía trabajaba en un kiosco. “Mi psicóloga Daniela fue quien me inspiró a renunciar a mi trabajo para darle lugar absoluto a lo mío. También voy al psiquiatra porque sin antidepresivo no funcionó”, me cuenta mientras viaja en tren al recital de los Arctic Monkeys. Hace unos meses falleció su mamá y, frente a la tragedia, Sofía decidió reírse de su propio dolor para que pese un poco menos en el cuerpo. 

Compuso un jingle sobre recibir una pera de goma para enemas de herencia y le puso letra y música a los mensajes que ella cree le dejó la mamá en las paredes de su casa: un cartel de “Inhala y exhala” o de “Today is the Day”. Canta dándole protagonismo a la ansiedad que la acompaña a todos lados exponiendo su rostro de Buster Keaton. Sofía es la fusión exacta entre el humor escatológico de Maya Rudolph, la mirada sociópata de Phoebe Waller-Bridge y la ternura neurótica de Charlie Brown. Tiene risa difícil salvo cuando ve una y otra vez las películas del año 2007 Hot Rod (Akiva Schaffer), con Andy Samberg, y Walk Hard (Jake Kasdan), donde John C. Reilly parodia los biopics musicales a través de un personaje ficticio con reminiscencias a Johnny Cash. Sobre cómo hacer comedia en redes en el 2022 charlé con Sofía Guadalupe Gatica, la humorista del momento.

¿Qué es la comedia para vos?

--La comedia para mí es un rescate y una forma de paliar la existencia, pero sobre todo de disfrutarla. Tiene un doble rol: por un lado de escape, de salvación, y por el otro lado me permite experimentar estando presente. Y, si bien no es posible siempre, entender que ante todo nuestra existencia es graciosa.

Hace poco te atacaron en Twitter y contaste que hacés los videos porque estás muy triste desde que falleció tu mamá hace unos meses. ¿Es la risa una forma de duelo?

--Sí, es una forma de duelo la risa. Hay un stand up en Netflix que se llama Daniel Sloss que habla un poco del duelo y cómo la risa no es lo contrario a la tristeza. La felicidad es lo opuesto a la tristeza. Una puede estar profundamente triste y reírse, es lo que me está pasando este año. Y la forma que encuentro para poder lidiar con esta cosa espantosa que me está pasando es proponerme cagarme de la risa de todo lo que me acuerdo de mi mamá. La forma en la que murió mi vieja fue muy traumática, cruel, y hasta gore. Entonces trato de entender que no se entiende nada. Pongo en práctica el dicho “Me río para no llorar”.

¿Con qué clase de humor te criaste?

--Lo primero que me viene a la cabeza son los Midachi. Porque mis viejos eran muy fanáticos cuando era chica e íbamos a verlos. Fui varias veces muy de pibita o los veíamos en la tele. Incluso conectábamos la videocasetera para ver lo que mis viejos habían filmado del show. Esa clase de humor estuvo muy presente en mi infancia con sus pros y contras. Y cosas dirigidas a mi rango etario, Piñón Fijo fue como mi tío. Me crió básicamente.

¿Quiénes te influyeron en tu estilo de comedia?

--Hay muchas personas: Bo Burnham, Phoebe Waller Bridge, John Mulaney, James Acaster. En el ámbito local consumí desde muy pequeña Cualca, veía mucho los stand up de Lucho Mellera y Lucas Lauriente cuando tenía 13, 14 años. Hicieron que me guste el género. Veo muchos sketches absurdos, suelo volver a Tim Robinson.

¿Cómo es tu vida cuando no estás haciendo videos?

--Me ocupo de mi casa. Vivo con mi viejo y mi hermana. Mi viejo trabaja todo el día, así que con mi hermana menor cocinamos, limpiamos y cuidamos de nuestros tres perros y tres gatos. Vicky, Morena, Lucy, Cebolla, Esteban y Benito. Y en otros ratos veo Los Soprano con mi novio, voy a la psicóloga y al psiquiatra. Gracias a eso, y a los recitales que asisto, puedo hacer videos con humor.

¿Te planteás límites a la hora de pensar los chistes? ¿Te preocupa ofender a alguien?

--No me gustaría ofender a nadie, espero no hacerlo. Me planteo límites cuando creo no tener la posibilidad de redactar un chiste entendiéndose bien que me estoy riendo de la tragedia y no de la víctima. En Argentina, por ejemplo, no hacemos muchos chistes de la dictadura. Pero en otros países hacen chistes del holocausto. Entonces entiendo que en Argentina hay un acuerdo tácito de que hay determinados temas con los que no se jode. Yo creo que un chiste bien hecho no ofende, pero a veces los chistes no están bien hechos.

¿Por qué elegiste hacer humor con canciones? ¿Qué ventajas y desventajas te da el chiste en jingle?

La razón es que la música siempre fue muy importante para mí. Canto desde muy chica y ahora estoy aprendiendo a tocar el bajo. Tuve bandas también, entonces me siento en mi zona de confort. Para mí es algo natural cantar. Y además Bo Burnham, una de las personas que más me hace reír en el mundo, fue y es mi inspiración principal. La ventaja es que es más fácil hacer chistes con jingles, hacer un diálogo me resulta más difícil que hacer un tema que rime. La desventaja es que a veces peco de vaga. Me da miedo restringirme a un solo tipo de contenido, pero esa es mi neurosis.

¿Qué peso tiene ponerle el cuerpo a cada chiste en los videos?

--Tiene un gran peso. Yo creo que la única razón por la que recién me estoy dedicando a esto es porque ahora no tengo tantos problemas de autoestima. Pero, como diría mi abuela, se parece a estar ojeado constantemente. Ahora no me importa demasiado cómo se me percibe físicamente, me importa mucho más cómo se percibe lo que estoy diciendo. Siento que estoy curada de espanto ya. Es mucho más difícil ser una nena o adolescente dentro del colegio, con todo lo que eso significa, que tener 22 años y estar curtida. Ya pasaste por ese infierno que es la secundaria.

¿Sentís o te hicieron sentir que por ser mujer debés hacer comedia feminista o tocar ciertos temas urgentes?

--Ese es un dilema que tengo. Yo creo que la comedia de mujer se rebaja, porque hablamos de temas feministas o porque hablamos de la menstruación. Pero no se puede obviar el hecho de que la mitad de la población mundial vive esas cosas. Que el tema de la comedia sean cuestiones que atañen a los varones no quita el hecho de que soy mujer, y esa va a ser mi perspectiva del mundo.