El Concejo avanzará hoy con el tratamiento del proyecto para construir una torre de 14 pisos con cocheras y un local comercial en el edificio donde funcionó el Hotel Britannia, en San Martín al 300, uno de los que tiene un mayor grado de protección patrimonial de la ciudad. La semana pasada, los titulares del inmueble junto a la constructora que llevará adelante la obra fueron recibidos en la Comisión de Planeamiento, que preside la concejala Nadia Amalevi (Arriba Rosario), para explicar la iniciativa -un mensaje del Ejecutivo al tratarse de un convenio de patrimonio que debe pasar por el Concejo ya tienen que demoler una parte trasera del inmueble, y además porque superan el porcentaje establecidos por ordenanza- y las dificultades para mantenerlo. La situación puso nuevamente en debate la problemática. La concejala Fernanda Gigliani (Iniciativa Popular) mostró algunas diferencias con el proyecto, pero consideró fundamental apoyar a aquellos particulares que no especulan y no pueden afrontar los costos para preservar los inmuebles de patrimonio. "Ese es el desafío del Estado, cómo refuncionalizar estos inmuebles para que no caigan en ruinas, que no se apunte a la conservación por la conservación, si no cómo le das vida en la actualidad de la ciudad, es la disyuntiva en la que estamos", dijo la edila a Rosario/12.

Guillermo Serpellini, junto a otros titulares del ex Hotel Britannia e integrantes de la empresa constructora BBZ explicaron el lunes pasado el proyecto para la construcción de una torre en el histórico edificio, que fue revisado por varias áreas municipales, y también las dificultades por el mantenimiento de la propiedad que se encuentra entre los 50 construcciones con el mayor grado de protección patrimonial de la ciudad, y por lo tanto se admiten muy pocas intervenciones. En la reunión contaron que recibieron entre 50 y 60 propuestas diferentes para alquilarlo pero no pudieron concretar ninguna por las restricciones para habilitarlo. 

Hasta hace unos años, el edificio funcionaba como pensión, pero al fallecer el padre de Serpellini la habilitación se cayó y se agudizó el deterioro de la propiedad -construida a principios del 1900 sobre planos de Fausto Galacchi y del canadiense, de origen escocés Duncan Cameron, y encargada a la constructora del arquitecto suizo, Alejandro Máspoli, que construyó además el edificio de La Bola de Nieve y el del Hotel Savoy- en respuesta a la demanda del personal ejecutivo británico que realizaba la instalación del Ferrocarril Central Argentino. 

Entre sus huéspedes se contaron encumbrados comerciantes reunidos alrededor del comercio doméstico y de ultramar, el negocio inmobiliario y las finanzas. Su cocina fue reconocida por su excelente calidad. Isaac Newell's estuvo viviendo en el Britannia por más de dos décadas. También se hospedaron, entre otras figuras de la cultura y el espectáculo, Enrique González Tuñón y Atahualpa Yupanqui.

Durante el tratamiento del proyecto, la concejala Gigliani planteó algunos reparos sobre la generación de un lateral expuesto. "Hay una medianera del edificio que van a construir detrás del Hotel Britannia que quedará expuesta, y todas las normativas existentes tienden a eliminar esas medianeras expuestas. Pensamos en encontrar alguna solución, por ejemplo que se pueda hacer un jardín vertical como en el Banco Municipal, algo que quede más armónico con el entorno", explicó Gigliani.

Gigliani (a la izquierda) junto a Amalevi y representantes del hotel.

"No nos parecía el mejor proyecto, pero cuando vinieron los titulares junto a la constructora a la comisión contaron que estuvieron tres años yendo y viniendo en el Ejecutivo para armar el proyecto definitivo, y que no había ninguna constructora que les tomara el proyecto. A nadie le resultaba atractivo intervenir un inmueble de patrimonio con esas limitaciones, porque era demoler una parte pero en realidad conservarlo, y la mayoría querían llevarlo puesto", agregó. 

La concejala resaltó que los propietarios del histórico edificio "tenían un amor inmenso sobre ese inmueble y lo venían conservando". En algún momento avanzaron fuertemente por un convenio de patrimonio con la Municipalidad y se les frenó. "Terminaron ellos vendiendo otros inmuebles para poder conservarlo, contando la realidad de lo que pasa. Estamos hablando de gente que no está especulando, trabajadores que no tienen el dinero para sostenerlo y que necesitan resolverlo. Además, tuvieron que tapialarlo y deben ir todos los días a abrir ventanas por las amenazas de usurpación, poniendo un poco en crisis lo que está sucediendo con los inmuebles de patrimonio", apuntó la edila de Iniciativa Popular.

"Más allá de que no nos agrada del todo el proyecto, es una forma de ayudar a quien no está especulando, es un buen mensaje. En esto también hay que pensar en ceder y no tanto pensar si nos gusta o no nos gusta porque si no es un inmueble que va a terminar usurpado o caído en ruinas directamente para que así se pida la descatalogación. Si el fin último es preservar porque hay un interés colectivo que preservar, todas las partes deberían ceder un poco. Este es el desafío del Estado, cómo refuncionalizar estos inmuebles", planteó Gigliani a la hora de abrir el debate.

En la última sesión, el Concejo aprobó el pedido de informes al municipio presentado por Gigiliani para conocer, entre otros puntos, el estado de la cuenta en el Banco Municipal de Rosario del Fondo de Preservación Urbanística -creado para facilitar el financiamiento de la restauración de edificios y monumentos y realizar campañas de concientización- al momento de asumir la actual gestión de gobierno en diciembre de 2019. También pide que se informen los montos ingresados a dicha cuenta a partir de la fecha señalada, especificando su origen, y en el caso de provenir de convenios público-privados, que se identifiquen con precisión. 

"Esperemos que lo contesten", sostuvo la edila, para luego plantear que "hay que rediscutir a dónde van esos fondos porque en su momento los convenios que más se publicitaron fueron los del ex cine Palace, que después la actual gestión se lo quería llevar puesto, una verdadera contradicción porque el Estado le puso plata para reconvertirlo y conservarlo y después la gestión de Javkin lo quiso descatalogar y nosotros logramos salvarlo; después el Savoy, son inmuebles muy conocidos". 

En ese sentido, Gigliani consideró: "El tema es cómo ese Fondo de Preservación llega a los particulares, a la gente común que tiene un inmueble de patrimonio y no lo puede sostener. Hay que rediscutir eso. Si creemos que hay que preservar el patrimonio debemos ver qué prioridad le da el Estado a esa conservación y cómo ayuda a esos particulares para que ello ocurra". 

Es probable que hoy la iniciativa se apruebe en la Comisión de Planeamiento y al día siguiente obtenga el visto bueno de la Comisión de Gobierno. De esa manera se cumplirán los pasos necesarios para que el próximo jueves llegue finalmente al recinto y se apruebe. De todos modos, el debate continuará abierto a la espera de una solución de fondo.