Recuerdo que cuando me empecé a interesar por entrenar natación, hace ya varias décadas, observaba con bastante desaliento los intentos de trampear o alterar la conformación de los equipos nacionales, siendo algunos de ellos insólitos.

Un entrenador de clubes con un destacado equipo femenino y fluidos contactos con la dirigencia, proponía seleccionar a las mujeres para un Panamericano, con marcas más fáciles que las de los hombres. En otra ocasión un veterano dirigente despotricaba por el dinero que costaba pagar el pasaje aéreo y estadía, a una excelente nadadora que corría los 50 y 100 metros.

"Por menos de un minuto de carrera, nos va a salir más de cuatro mil dólares", vociferaba muy convencido de su ignorancia.

Sin embargo, en esta ocasión, la natación de Estados Unidos -históricamente la mejor del mundo- fue la que con grandes nadadores y excelentes técnicos desde hace más de un siglo, ha producido un escándalo sin precedentes en los recientes nacionales realizados en Indianápolis, y los selectivos para el Mundial de Fukuoka, Japón.

Como nunca antes, se instaló una sospecha acerca de la justicia en el proceso selectivo, con la increíble eliminación del equipo de 52 nadadores del excepcional velocista y múltiple campeón mundial y olímpico Michael Andrew.

Andrew es un caso especial, ha sido siempre entrenado por su padre Peter en una pileta propiedad de la familia, bajo el sistema de entrenamiento de ultra velocidad USRPT (Ultra-Short Race Pace Training), y siempre lejano al control y tutela de la Federación y de la poderosa Asociación de Técnicos de Estados Unidos.

Andrew es uno de los pocos nadadores en la historia que se destaca mundialmente en las pruebas de velocidad en tres estilos diferentes: crawl, pecho y mariposa.

No es la primera vez que el nadador y su padre están en el ojo de la tormenta, el comienzo fue hace dos años, cuando se negó a recibir la vacuna contra el covid para viajar a un evento en el exterior, y también en cierta medida por los entrenamientos que realiza de muy bajo volumen, los que totalizan apenas poco más de 3000 metros. O sea, menos del 30% de lo que nadan otras figuras mundiales en esas mismas especialidades, pero eso sí, con muy alta intensidad.

El entrenador, el nadador y su sistema de entrenamiento han sido cuestionados por buena parte de los técnicos más tradicionales. Michael fue excluido del equipo a pesar de ganar los 50 mariposa, y ser segundo en los 50 pecho y tercero en 50 libre.

La Federación de natación, junto a la poderosa Asociación de Técnicos de Estados Unidos, que es la que controla la política deportiva en natación lo eliminó del equipo, argumentando la implementación de un nuevo reglamento a partir de este año, que privilegia la formación de los relevos y la prioridad de las pruebas olímpicas por sobre las demás. Por lo que fue desplazado por Baylor Nelson y Henry Mc Fadden, que fueron quinto y sexto en los 200 libres e integrarán el relevo 4x200 libre como suplentes, corriendo solamente las eliminatorias para clasificar al equipo.

Parece poco serio y hasta nebuloso que el cambio de reglamento se produzca hace pocas semanas, y suena ridículo para Estados Unidos que se vaya a un Mundial con un reglamento de Selección para los Juegos Olímpicos, los que tienen un programa de pruebas diferente.

Los mismos "puristas" que hoy instalan el nuevo reglamento son los que en 2008 alteraron el orden del tradicional programa de pruebas de los nacionales, que clasificaban para Beijing 2008, para que Michael Phelps pudiera correr también los 100 libres y tener la chance de ganar sus ocho medallas.

Sin embargo, parece que la decisión no le saldrá gratis a la Federación. Varias voces se han levantado criticando la medida, como la del entrenador Brett Hawke, uno de los mayores especialistas en velocidad. El dijo que "Michael es una estrella con un comportamiento ejemplar, que en vez de ser imitado es despreciado".

Por mi parte, veo que cosas que creí existían solamente en otras latitudes y entre personajes locales poco profesionales en todo el sentido de la palabra, son posibles incluso en la élite mundial.

Andrew será el único nadador ganador de una prueba en el selectivo para el Mundial que no participará del torneo, mientras irán nadadores que lograron apenas un sexto puesto en una prueba. Demasiado raro.

Es decir, algo pasó, un error inusual, una interna feroz entre los técnicos o algo peor vinculado a cuestiones políticas, y que de no ser Estados Unidos el amplio favorito para este Mundial, podría comprometer fuertemente sus posibilidades.

* Ex Director Nacional de Deportes.