Es muy bueno que Josep Guardiola se esté quejando, con la probable organización del "Mundialito" de Clubes, que comenzó como final de Copa Intercontinental, con sólo dos participantes, luego pasó al formato actual de Mundial de Clubes con 7 participantes, cifra que la FIFA anunció elevará a 32 -a partir del 2025-, así de golpe, como para armar otro negocio rápido.

Si bien las actuaciones en fútbol no son mensurables como en los deportes de tiempo y marca, y la subjetividad o la mala leche pueden provocar injusticias. Hay personas que se van dando cuenta del despropósito de la programación de los dueños del fútbol mundial, para saquear aún más a la gran gallina de los huevos de oro.

Guardiola, quien indudablemente sabe de fútbol, nos/les dice a la gente para que lo entiendan mejor: "Nos dejan sin vacaciones". Y dice algo más osado aún: "Los campos en Estados Unidos son malos y provocan lesiones. Son cada vez más partidos sin descanso adecuado". 

En realidad, el fútbol se creyó siempre libre del pensamiento objetivo. Las estrellas que pasaron en apenas cinco décadas de jugar 40 a 75-80 o más partidos al año, son los mismos seres humanos.

Seguramente están un poco más y mejor entrenados, pero por supuesto seguirán siendo susceptibles a los golpes, a las sobrecargas, a la falta de recuperación, y a los terrenos en malas condiciones o aptos para practicar fútbol americano, con sus canchas de yardas marcadas y superpuestas a las demarcaciones del fútbol.

La idea estadounidense de la innovación para supuestamente mejorar al espectáculo llega también al fútbol, aunque allí no tengan ni logros, ni tradición, ni jugadores. Aunque sí mucho dinero.

Messi, o sea el mejor jugador del reciente Mundial de Qatar, ya se preocupa para no jugar en esos escenarios aptos para otros deportes. Entonces aún a pesar del poderío de los principales clubes que difundan lo contrario, los bajos rendimientos pueden empezar a notarse.

Se ve que ahora, en época de supuestas vacaciones, se jugaron multitud de amistosos, muchos para cumplir con los sponsors que exigen presencia mediática los 365 días del año. Así es imposible entrenar, y tener un objetivo de rendimiento físico distribuido en varios meses.

En tanto que, para aumentar la sensación de mala comedia de enredos, algunos entrenadores de deportes cíclicos como la natación y el atletismo, comienzan a rendirse ante nuevos calendarios que bordean el ridículo por su extensión.

Uno recuerda por ejemplo las nueve semanas seguidas de competencias en la ISL (International Swimming League) y casi sin puesta a punto. De ese modo están intentando copiar "la forma física por tiempo indefinido" de los juegos de equipo. Como el fútbol, y eso no es posible para los otros deportes que se nutren de marcas para su desarrollo. Lo subjetivo del Juego y lo objetivo de las marcas, nunca se llevaron ni se llevarán bien.

* Ex Director Nacional de Deportes.