Es una tapa icónica. Hoy tiene enorme vigencia cuando los negadores del genocidio sacan patente de corso. Sin perdón, sin los indultos de Menem para fomentar el olvido y la impunidad, el viernes 13 de julio de 2007 asomaba otra realidad. Cuatro días antes había nevado en Buenos Aires. Una rareza, como aquel fallo de la Corte Suprema si se ve en perspectiva la Justicia que tenemos en estos días, desprestigiada y sometida a escrutinio público permanente. El alto tribunal había tratado el caso del genocida Santiago Riveros, máximo responsable del centro clandestino de detención de Campo de Mayo. Estaba libre como los demás represores. Los beneficiados por el riojano eran 64 en 1989. Varios vivieron la mayor parte de sus días sin condena. Se fueron muriendo de viejos como Etchecolatz, a los 93. Riveros lo superó. Tiene 100 años. Nació en Villa Dolores, Córdoba, el 4 de agosto de 1923. Es el último militar de alta jerarquía en la dictadura que sigue con vida.