El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo este domingo durante una visita al estado de Rio Grande do Sul que el gobierno federal "agilizará la entrega de todos los recursos necesarios" para la reconstrucción de la región tras las devastadoras inundaciones que dejan hasta el momento 79 muertos. Según las autoridades el sur de Brasil "es un escenario de guerra", con ciudades enteras bajo el agua y miles de personas incomunicadas, en la mayor catástrofe climática de la región.

"Minimizar el sufrimiento" de la población

"No habrá impedimento de burocracia para recuperar la grandiosidad de este estado", declaró Lula después de que el gobernador de Rio Grande do Sul, Eduardo Leite, expresara su preocupación por las restricciones fiscales del gobierno federal que limitan la capacidad de respuesta de la región. Lula, que ya había visitado este estado fronterizo con Uruguay y Argentina el jueves pasado, destacó como prioridades la movilización de la salud pública para "minimizar el sufrimiento" de la población, la recuperación de carreteras cortadas, y la vuelta de los niños a las escuelas.

"Estoy rezando para pedir a Dios que deje de llover", aseguró el presidente de Brasil. Además reclamó a la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, la presentación de un plan de prevención ante desastres climáticos porque, según dijo, "es necesario dejar de correr detrás de la desgracia" y prepararse "con anticipación". Lula compareció acompañado de los presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados, Rodrigo Pacheco y Arthur Lira, quienes se comprometieron a dar celeridad a los proyectos de ley que envíe el gobierno para atender la crisis.

"Escenario de guerra"

Por su parte el gobernador Eduardo Leite apuntó que las restricciones presupuestarias y las reglas fiscales "sofocan" la maquinaria de respuesta a las inundaciones y reclamó "medidas excepcionales". Según Leite, la extensión del territorio afectado, más de la mitad del estado, conlleva un escenario de "colapso" en la cadena de suministro, agravado por la destrucción de puentes y por el cierre del aeropuerto de Porto Alegre, la capital regional.

"Es un escenario de guerra y va a exigir un escenario de posguerra", declaró el gobernador. Pese a que las precipitaciones se redujeron a lo largo del fin de semana, el gobernador advirtió que el nivel del agua de los ríos "va a tardar en disminuir" y que el número de víctimas aún puede "aumentar mucho" debido a los deslizamientos de tierra. 

Desde el Vaticano, el papa Francisco envió un mensaje de aliento a la población de Rio Grande do Sul. "El señor tiene en su corazón a los difuntos, conforta a los familiares y a quienes debieron dejar sus casas", dijo Fancisco frente a una multitud de fieles congregados en la plaza San Pedro. 

Donaciones y hospitales de campaña

Desde las calles anegadas o desde el aire, las imágenes son desoladoras: casas a las que apenas se les ven los techos, gente que lo perdió todo, y el centro de la moderna Porto Alegre, la capital del estado de Rio Grande do Sul, completamente inundado. Más de tres mil personas, entre militares, bomberos y brigadistas, trabajan en el rescate de pobladores que quedaron aislados, en muchos casos sin suministros básicos como agua o energía eléctrica.

Los llamados a donaciones en las 341 ciudades afectadas se multiplican, así como las acciones solidarias. Eduardo Bittencourt, un comerciante de 36 años, explicó en Porto Alegre cómo se organizó con un grupo de voluntarios para rescatar con sus camionetas a personas atrapadas en sus casas. "Las cosas están muy complicadas, estamos ayudando a quienes podemos ayudar, pero es la ley de la naturaleza", contó Bittencourt.

Efectivos del Ejército se apuran en instalar hospitales de campaña, porque cientos de pacientes debieron ser evacuados de los centros de atención médica. Desde escuelas hasta cárceles, todo tipo de infraestructuras se vieron afectadas. El suministro de agua está interrumpido en un 70 por ciento de Porto Alegre y su región metropolitana, que tiene localidades enteras sumergidas, como Canoas, Guaíba y Eldorado. 

En las calles de Guaíba, hoy convertidas en ríos, cientos de lanchas, botes inflables y motos acuáticas van y vienen sin pausa rescatando pobladores encerrados, mojados y sin energía eléctrica. Las aguas avanzan incontenibles hacia la metrópoli. Según la alcaldía, el nivel del río Guaíba enclavado en la ciudad marcaba 5,30 metros, por encima del récord de 4,76 metros registrado durante unas históricas inundaciones en 1941.

Porto Alegre, una ciudad fundada por inmigrantes portugueses en 1772 y ubicada en medio de una enorme cuenca hidrográfica, se desarrolló al influjo de su puerto, que fue clave para el crecimiento de Brasil, reseña en su web la Corporación Andina de Fomento (CAF). Hoy esa bendición se convirtió en desgracia. Para el climatólogo brasileño Francisco Eliseu Aquino, lo que favoreció a las lluvias devastadoras que golpean el sur del país es el "cóctel desastroso" del cambio climático y el fenómeno meteorológico de El Niño. 

Los muertos ascienden a 79

Las inéditas inundaciones en el sur del país sudamericano provocaron la muerte de al menos 79 personas, mientras que otras 105 están desaparecidas, informaron las autoridades en el último balance de este domingo. La Defensa Civil local está investigando, además, si otros cuatro fallecimientos están relacionados con la tragedia climática. El estado de Rio Grande do Sul reportó 78 muertes en el último balance, mientras que el vecino estado de Santa Catarina registró un fallecimiento.

Las inundaciones provocaron el desplazamiento de decenas de miles de personas; 115.844 habitantes tuvieron que dejar sus casas y trasladarse a las de familiares y amigos, mientras que 18.487 encontraron alojamiento en refugios públicos. En Rio Grande do Sul, con una población de 11 millones de personas, 1,2 millones de domicilios y establecimientos comerciales permanecían esta tarde sin energía eléctrica, y 98 municipios carecían de servicios de telefonía e internet. En cuanto a las vías de comunicación, 61 rutas reportaban bloqueos totales o parciales debido a la crecida de los ríos.