Durante el cierre del Congreso Provincial de Salud desarrollado en la Ciudad de Mar del Plata en el Marco de la reunión del Consejo de Salud de la provincia de Buenos Aires (CoSaPro 2024) organizado por el ministro de Salud Nicolás Kreplak, el gobernador de la provincia, Axel Kicillof, expresó que las políticas aplicadas por el gobierno nacional no solo afectan al sistema de salud en forma global sino que además impacta negativamente en los tres subsectores. En el sector público de la salud, por los recortes presupuestarios y el aumento de precio en los insumos médicos; en el sistema de obras sociales, con la caída en la recaudación de aportes de los trabajadores a partir del congelamiento de salarios, con acuerdos paritarios por debajo de la inflación o por la pérdida de puestos de trabajo, y en el sector de medicina privada y de prepago por el aumento sideral aplicado a las cuotas por parte de las empresas que obliga a los usuarios a abandonar ese tipo de cobertura.

La crisis que atraviesa hoy el sistema de salud no es producto de una crisis sanitaria como la vivida con la pandemia covid 19, ni una crisis generada en el funcionamiento del propio sistema, como puede ser el déficit de recursos humanos o la fragmentación y segmentación de los procesos de atención y gestión.

El sistema de salud atraviesa en los últimos meses una profunda crisis producto de las políticas llevadas adelante por el gobierno nacional de Javier Milei. Esta crisis en el sistema de salud tiene su origen en las políticas económicas aplicadas por el actual modelo.

El proceso de desfinanciamiento de las políticas públicas en general y de las políticas de salud en particular, con recortes presupuestarios o congelamiento de partidas, que opera en un contexto de alta inflación como una reducción del aporte presupuestario, impacta fuertemente en la capacidad de respuesta del sistema sanitario a las demandas de salud de la población.

La batería de medidas adoptadas por el gobierno nacional golpea en la economía familiar con desmedidos aumentos de precios, no sólo en productos médicos y farmacéuticos sino en todos los productos y servicios de consumo masivo, junto con la disminución de los ingresos y la consiguiente pérdida del poder adquisitivo. Los aumentos promedio de los medicamentos de diciembre a marzo 2024 ronda el 146 % y las cuotas de medicina privada, en el mismo periodo, aumentaron por arriba del 170 %.

Aumento de precios y caída del salario preanuncian el freno general de toda la actividad económica, lo que supone una efectiva pérdida de puestos de trabajo, llevando los registros de desempleo a cifras preocupantes.

Las crisis económicas y principalmente el desempleo producto de estas funcionan como un potente disciplinador social, porque excluye a gran parte de la población de la actividad laboral y rompe los lazos fraternos entre los trabajadores.

De la misma manera, el desempleo constituye el punto inicial de un círculo vicioso de desempleo, pobreza y enfermedad que determina efectivamente la imposibilidad de que grandes sectores de la sociedad puedan realizar actividades laborales formales o informales.

Numerosos estudios internacionales demuestran la asociación estadística de altas tasas de desempleo con aumento de enfermedades y condiciones vinculadas, tales como estrés, depresión, enfermedad cardiovascular, muertes violentas, suicidios, alcoholismo y todo tipo de abuso de sustancias. Este es, sin dudas, un problema de salud pública.

El modelo económico aplicado actualmente, además del impacto sobre la salud de las personas, violenta también fuertemente la capacidad de respuestas de los hospitales y otros efectores de salud, generando aumento desmedido en el precio de los insumos, aumento del gasto de funcionamiento, aumento de la conflictividad laboral por reclamos salariales, congelamiento de puestos vacantes y aumento exponencial de la demanda de atención por parte de la población que se ve privada de la cobertura por obras sociales y empresas de medicina privada.

La demanda de atención en hospitales públicos aumenta considerablemente ante la pérdida de otros tipos de cobertura y ese aumento de la demanda se da, no solo a expensas de cuestiones físicas sino fundamentalmente a condiciones ligadas a los padecimientos mentales y causas sociales.

Sin dudas, el modelo económico llevado adelante por la actual administración nacional constituye un problema de salud pública, ya que no solo deteriora el estado de salud de las personas, sino porque fundamentalmente limita la capacidad de respuesta del sistema sanitario en su conjunto.

Oscar Trotta es médico pediatra y docente universitario. Directivo del hospital Samic “Rene Favaloro”. Miembro del Foro Popular de Salud.