A fines de los '90, la dirigencia que encabezaba Mauricio Macri había rebautizado como el "Negro" al hijo de la María, el conflictivo pibe de Don Torcuato que osaba reclamar que le dejaran de pagar como un juvenil cuando era el mejor futbolista de la Argentina. Lo quisieron sacar rápido del club con una transferencia express al Parma por más que el proyecto de crack decía que su sueño era ser campeón con Boca. Le filtraron sobre ruedas a la prensa un contrato de dudosa procedencia para intentar dejarlo mal parado frente a los hinchas. Le quisieron armar sin su consentimiento un 0-600 para que los fanáticos pagaran el contrato que la dirigencia no le quería pagar. "Quieren hacerme quedar como el hijo de puta a mí", respondía Juan Román Riquelme en aquellos años, cuando su discurso era casi monosilábico, pero igual de contundente al de hoy. 

El recuento es apenas un resumen vago de aquellos primeros años de la relación entre Macri y Riquelme, que este domingo sumó un capítulo casi definitivo, con un contundente triunfo que coronó al ídolo como nuevo presidente de Boca por los próximos cuatro años. Pero sobre todo, marcó un puntapié definitivo contra el macrismo en la mismísima cuna donde nació.

Riquelme ya había vencido al aparato macrista en 2019, pero en otras circunstancias: en medio de la salida del Gobierno nacional, con un candidato casi desconocido como Christian Gribaudo, con un desgaste evidente después de ocho años de presidencia de Daniel Angelici y después de venir de perder la final de la Libertadores en Madrid.

Ahora fue diferente. Primero, porque aplastó mano a mano al Macri candidato. Ni siquiera le hizo sombra que la oposición puso toda la carne en el asador, desde la búsqueda de ligarlo al kirchnerismo como la promesa de un proyecto de estadio de imposible concreción, hasta usar a otros ídolos del club como Martín Palermo o Rolando Schiavi. Y porque en el camino tuvo que pelear contra todo el aparato judicial del macrismo, el poder mediático detrás del expresidente y hasta la insólita presencia del exhincha de Boca -según sus propias palabras- Javier Milei. En definitiva, el hijo de la María, el Negro de Don Torcuato, le ganó por paliza a toda la casta macrista.